Testimonio de Inmaculada

10/5/20242 min read

Bendito y alabado sea Nuestro Señor Jesucristo y su Santa Madre.

Me llamo Inmaculada, soy de Alcázar de San Juan. Quisiera compartir mi testimonio con todos vosotros, para la Gloria a Dios y a Nuestra Madre.

Llevaba dos años que lo estaba pasando muy mal con dolor de piernas y pies. En enero de este año me operaron de los gemelos, por un problema de la fascia, el tejido que rodea al músculo. Después de la operación, sentí mucha mejoría, pero a partir de tercer mes empecé de nuevo a estar peor, eran los mismos dolores. Fui a la consulta, y lo único que la doctora me comentó, es que los cambios de tiempo me iban a afectar mucho. Pasó el tiempo y a mí cada día me costaba más andar, me infiltraron en tres ocasiones y no sentía ninguna mejoría.

Cuando me dijeron lo del viaje a Garabandal, me apunté, era el tercer año que iba a la tierra de María. Llegó el día del viaje, que alegría para mí, estaba deseando que llegara ese momento.

El sábado día 5 de Octubre a las 4 de la tarde salimos de marcha hacía los pinos para rezar el Santo Rosario, con las siervas del hogar de la madre y con todos los que estábamos allí en ese lugar tan especial. La verdad, me costó mucho subir, pero con la ayuda de mi bastón lo conseguí. En el segundo misterio me arrodillé, porque algo interior me pedía hacerlo. Terminó el rosario y la bendición que nos dieron nuestros sacerdotes y Nuestra Madre. Bajando al pueblo, noté que no me dolía ni los pies ni las piernas, apenas le di importancia.

Por la noche fue la exposición al Santísimo y posición del manto, todo estaba tan bonito, cuantas emociones en esos momentos.

El domingo al levantarme de la cama, noté que podía andar perfectamente, no me dolía nada, y se lo comenté a mi amiga Mercedes.

La celebración de la Santa misa fue muy emotiva para mí, tenía todos los sentimientos a flor de piel, no podía parar de llorar, a la vez sentía tristeza porque esto terminaba y teníamos que regresar a casa.

El lunes seguía sin dolores, me fui a trabajar andando, lo que llevaba sin hacer mucho tiempo. A raíz de todo esto, le prometí al Señor y a nuestra Madre, quitarme la medicación que tenía para el dolor y también para la depresión.

Deciros que ahora voy todos los días a la Eucarística, al Santo Rosario y adoración, esa es mi medicina. Antes solo iba los domingos a misa, siembre echaba el achaque de falta de tiempo o por pereza, ahora ha aumentado mi fe.

Todo lo que me había pasado se lo comenté a María, ella fue la que me dijo que tenía que escribir este testimonio para dar gloria a Dios. Asique aquí estoy, escribiendo todo para podáis saber mi historia. Siempre he sido muy tímida, pero el Señor hace maravillas con todos sus hijos.

Quiero daros las gracias a todos vosotros por estar ahí y haberme dado la oportunidad de conocer Garabandal.