Testimonio de María Mercedes
10/5/20241 min read
Soy María M.
Fui a la peregrinación de Garabandal con mucha fe. Desde que mi amiga me habló de esta peregrinación estaba deseando ir. Yo siempre digo que no se pueden hacer planes, sino que hay que aceptar la voluntad de Dios, y Dios quiso que fuera a Garabandal. Una vez allí, noté las bendiciones de la Virgen cuando, tras rezar el Rosario en las proximidades de los pinos, nos acercamos más a los pinos y se levantó una brisa que no podía pasar desapercibida: era la Virgen que nos bendecía. Fue muy emocionante para mí. Me vinieron muchos recuerdos y emociones, y pedí por mi familia, que no estaba allí.
Por la mañana, antes de subir a los pinos y después de celebrar la santa Misa, pude coger el crucifijo que tantas veces besó la Virgen. Me lo puse en la frente y lo besé. Cuando me impusieron el manto de la Virgen le hablé y pude decirle que me despejara la cabeza, ya que sentía pesadez por la migraña. También le pedí por mi familia.
El domingo, al salir de Misa, había una señora que tenía una reliquia del Padre Pío y la dejaba a la gente para besarla. Cuando yo la vi, fui hacia ella para que me la dejara. La besé y me la puse en la frente con mucha fe y devoción.
Ahora, después de un tiempo prudencial, me atrevo a decir que la Virgen, en Garabandal, me ha quitado el dolor y la pesadez de cabeza que durante tanto tiempo me aquejaba. No he tomado ninguna pastilla ni calmante para el dolor, pues no lo he necesitado. Doy gracias al Padre Pío, a la Virgen y a su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo por su intercesión en mi necesidad.
Aporto mi testimonio para Gloria de Dios y bien de todas las almas y la mía propia.